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Para monseñor Terence Moore, cuidar de los demás no era algo agradable: era una forma de vida.
El nativo de Irlanda tenía 24 años cuando se convirtió en un clérigo. Con rostro fresco y ansioso por un desafío, quedó intrigado cuando un sacerdote de Ogden pronunció un animado discurso de reclutamiento, asegurando a los jóvenes miembros de la audiencia que nunca trabajarían más duro que en el estado Beehive, al otro lado del mar. Moore quedó enganchado y, a excepción de más estudios, nunca abandonó Utah.
En las décadas siguientes, se desempeñaría como párroco de la parroquia St. Thomas More en Cottonwood Heights y como párroco fundador de la parroquia St. John the Baptist en Draper antes de jubilarse en 2013. Murió el 19 de diciembre a los 80 años.
Su carrera entre los católicos (y los Santos de los Últimos Días) de Utah era todo lo que podía aspirar, le dijo a The Salt Lake Tribune en 2013, pero nunca estuvo garantizada.
“Algunos sacerdotes dicen: ‘Me hice sacerdote y nunca miré atrás’”, dijo el querido líder religioso. “Yo no soy uno de esos. He tenido dudas sobre si ésta era la vocación adecuada para mí”.
Lo que lo salvó para el sacerdocio fue la oportunidad de trabajar con algunos de los residentes más vulnerables del estado.
“Si tenía problemas con la iglesia institucional”, dijo, “tenía mi función de servicios sociales que me mantenía enfocado”.
Amable, dando y generoso
De hecho, Moore, que obtuvo una maestría y un doctorado en trabajo social, se dedicó a ministrar a inmigrantes, refugiados y jóvenes.
Gigi Thorsen, residente de Sandy, se emocionó cuando recordó el servicio que él ofreció cuando la tragedia arrasó a su familia.
La madre era una flamante conversa en 1996, cuando a su hija mayor le diagnosticaron cáncer. A las pocas semanas, la niña murió.
Moore, dijo Thorsen, inmediatamente se puso a trabajar aprendiendo todo lo que pudo sobre su hija, incluso hablando con sus compañeros en la escuela dominical, para ofrecer el mejor elogio que pudo en nombre de la afligida madre, que no podía soportar la idea de ofreciendo la suya.
“Era tan amable, tan generoso y tan generoso”, dijo, “parado allí y hablando con toda esa gente sobre este niño de 7 años que no conocía muy bien. Pero él me conocía y me conmovió tanto que aceptara hacerlo”.
Vivir los “dos grandes mandamientos”
(Al Hartmann | El Salt Lake Tribune) Monseñor Terence Moore juega con su perro Bailey en un paseo en 2013. Moore murió el 19 de diciembre de 2023.
Kaye Rachele-Flanery también lloró al reflexionar sobre la vida de su sacerdote.
“El amor a Dios y el amor al prójimo”, dijo el ex maestro de escuela y residente de Cottonwood Heights, “los dos grandes mandamientos, eso es lo que él encarnó”.
Luego, enfatizando cada palabra, agregó: “Él. era. bien.”
Se llevará a cabo una recepción para Moore el 8 de enero de 5 a 7 p.m. en la Iglesia Católica St. John the Baptist de Draper, con el rezo del santo rosario a las 6:30 p.m. La Misa de Vigilia comenzará a las 7.
Al día siguiente, a las 11 a. m., se llevará a cabo una misa fúnebre en la Catedral de la Madeleine en el centro de Salt Lake City, presidida por el obispo Oscar A. Solis, líder de los más de 300.000 católicos de Utah.
Traducción por Elias Cunningham.
