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West Valley City • Dentro del Centro Cultural de Celebraciones de Utah, Alejandra Herrera pasea entre los expositores dedicados a los seres queridos difuntos, las coloridas pancartas de papel picado y las flores de color naranja quemado, cempasúchiles, adornando su camino.
Sus dos hijas señalan hacia las ofrendas, altares hechos por la comunidad que sirven como espacio de bienvenida a los espíritus de mascotas, familiares y actores y cómicos mexicanos ya fallecidos.
“Son nuestras raíces mexicanas," les dice Herrera.
El sábado, el centro cultural dio la bienvenida a los habitantes de Utah a su 20ª celebración anual del Día de los Muertos. La festividad latinoamericana, que se celebra los dos primeros días de noviembre, se conmemoró en todo Utah en librerías, escuelas y museos de arte en St. George, Park City y Orem.
Hererra llama al Día de los Muertos un “día en que recordamos a las personas que ya no están con nosotros."
“Es diferente aca,”dijo Herrera, quien es de origen mexicano, “pero es muy bonito que podamos enseñarles nuestra cultura a otras nacionalidades.
Michael Christiansen, abrigado para el frío de noviembre, se sentó fuera del centro cultural, en el puesto designado para el registro de artistas. Pasó parte de la tarde guiando a los músicos y bailadores vestidos con faldas folklóricas hasta la sala de actuaciones, asegurándose de que estaban listos para su próximo espectáculo. Ocho grupos estaban programados para ese día, entre ellos el Mariachi Royal, de Granger High School de West Valley, y la Danza Azteca Quetzalcóatl.
Christiansen, que se autodefine como “folklorista por vocación,” ha participado en la organización del evento desde su primer año, en el 2004. El centro cultural, dijo Christiansen, es una manera de “perpetuar las tradiciones.”
El centro, dijo Christiansen, es un “lugar para venir a celebrar tu propia cultura, pero también a conocer las tradiciones de tus vecinos.”
La vendedora y artista Angel Walker recuerda cuando tenía que volver a su pueblo natal de Nuevo México para celebrar el día. En Utah, ha visto crecer las celebraciones. El evento del sábado en el centro cultural se esperaba que atrajera hasta 1.500 personas.
“Es agradable saber que existe un lugar donde mentes afines pueden celebrar [el día] y entenderla,” dijo Walker.
Las ofrendas de Walker, hechas con madera recuperada, son “únicas" para adaptarse a las distintas formas en que la gente recuerda a sus seres queridos fallecidos, ella explica.
“Es agridulce traer de vuelta esos recuerdos, pero creo que poner pequeñas cosas que te recuerden a ellos ayuda," dijo Walker.
Antonio Herrera, tío de uno de los violinistas del Mariachi Royal, acababa de echar un vistazo a los diversos amuletos y bolsos que había en el piso de los vendedores. Algunas mercancías representaban iconografía católica, flores bordadas y calaveras.
Herrera, sin relación familiar con Alejandra Herrera, es un gran aficionado a la lucha libre y compró una camiseta con su luchador favorito.
Ha asistido al evento del centro durante los últimos dos años junto con su esposa y su hija. Él recuerda haber montado una gran ofrenda en su ciudad natal de Puebla, México, y haber visitado el cementerio para decorar tumbas familiares.
Herrera, quien ha vivido en Utah por 20 años, dijo que eventos como el del sábado en West Valley City le ayudan a recordar a México.
“Para nosotros, recordar y para ellos, aprender,” dijo Herrera.
Traducción por Shaylee Navarro.